La educación basada en simulación se ha ganado un amplio reconocimiento en el campo de la sanidad como una potente herramienta para reforzar los conocimientos clínicos, mejorar la comunicación en equipo y enseñar destrezas para la toma de decisiones. La simulación se puede utilizar no solo para enseñar destrezas clínicas sino también para el trabajo en equipo y la comunicación. Además se puede utilizar para estandarizar la formación, seguir las directrices basadas en evidencia y perseguir objetivos específicos.